MI CONFRONTACIÓN CON LA DOCENCIAEL SER Y HACER DOCENTE
El lunes por la mañana abrí la página de trabajo y al revisar las actividades, me encontré con un ejercicio que para empezar me pareció muy atractivo, pues me ayudo a recordar por qué estoy en este lugar. Antes de iniciar con mi narración, vinieron a mi mente, eventos importantes y llenos de significado.Recuerdo que al finalizar mi último trimestre en la Universidad Autónoma Metropolitana mis amigos y yo, comentábamos en dónde íbamos a trabajar, pues en unos días recibiríamos nuestros títulos, un compañero comento que eso era lo de menos y alguien más dijo que si, pero siempre y cuando no fuera dando clases de profesorcillo; todos se rieron y yo me sume a las risas y pensé que definitivamente no quería dar clases. No me visualizaba frente a grupo; es más, ni siquiera era algo pensado.Cuando obtuve el título de licenciada en Sociología, una de mis hermanas, que en ese momento trabajaba como profesora del Colegio de Bachilleres, me invitó a trabajar en la institución, yo le comente que no estaba en mis planes trabajar como profesora, pero como necesitaba dinero le tomaba la palabra, de esa manera inicie con la docencia desde 1995 y hasta el momento de forma ininterrumpida.El primer semestre que di clases en el Colegio lo hice en el plantel 20 del Valle, me asignaron grupos de primero, segundo, quinto y sexto, eran cuatro materias diferentes y la población de cada grupo era de 40 a 50 alumnos aproximadamente. Atendía a ocho grupos, no era problema puesto que seguía consejos de mi hermana de como podía preparar una clase, que materiales usar, que cursos me servirían de base, en fin, considero que a pesar de preparar mis clases no había en mi una conexión real con la docencia. Es esa parte importante que no nos debe faltar, si queremos transformar, y ser significativos en la vida de nuestros alumnos.Transcurrieron cuatro semestres y no pasaba nada, estaba muy cómoda, impartiendo clases y deje a un lado la idea de buscar otro trabajo, pensé que era suficiente cumplir con un horario, pasar el tiempo lo mejor posible, recibir tu pago. Tiempo después un compañero me invito a trabajar en el plantel 15 Contreras, esa oportunidad fue fabulosa, pues el plantel me quedaba a 15 minutos del lugar donde vivía. En todo ese tiempo, mi percepción con respecto a las clases, los alumnos, el tiempo y todo lo que implicaba mi labor no había cambiado, solo dejaba que pasara y ya.Más adelante, en el plantel 15 Contreras, me asignaron un grupo de segundo semestre, era la quinta vez que trabajaba para el Colegio, el grupo en cuestión era como todos los demás, por lo tanto mi labor como profesor no había cambiado en nada, seguía preparando clases, trataba de cubrir el objetivo, cubría mi tiempo, no tenía mucha relación con los alumnos. Recuerdo que en ese grupo había una jovencita que siempre se acercaba a mi y me platicaba lo que le pasaba, era común siempre verla triste. Un viernes al finalizar la clase, la jovencita me pregunto que si podíamos platicar y yo le dije que ese día no podía, pero que el próximo lunes me daría tiempo para hacerlo, ella acento con la cabeza y se despidió de mi. El lunes siguiente no llego a clases, tampoco el miércoles, pregunte a sus compañeros por ella y me contestaron: que si no sabía lo sucedido, se había suicidado. Me sentí muy mal, hasta me llegue a sentir culpable, pienso que si tal vez le hubiera dedicado unos minutos, posiblemente mi alumna estaría aún con vida, para entender lo que paso, pedí ayuda profesional.
Desde que paso ese suceso, mi percepción de ser profesor cambio radicalmente, pienso que nuestra labor es muy importante y trascendental en muchos sentidos, me quedó claro que no se puede tomar esta profesión como algo irrelevante, pues el ser docente requiere de convicción, preparación, valores entre otros aspectos.
Hoy en día me siento muy honrada y orgullosa de impartir clases, labor que fortalezco día con día a partir de mi quehacer cotidiano frente a grupo, ello implica actualización en todos los sentidos. Trabajar en el Colegio de Bachilleres implica para mi un reto, puesto que contribuimos en la formación de los alumnos. En esta etapa los jóvenes adquieren elementos que les ayudarán a la toma de decisiones, las cuales influirán a lo largo de su vida. Trabajar en el nivel medio superior implica un compromiso importante, porque influyes para bien o para mal; claro esta se espera que el efecto sea positivo.
Por otra parte, puedo decir que el ser docente te nutre de satisfacciones, en mi caso enunciare dos: La más importante para mi, es el reconocimiento que me dan mis alumnos como profesora, mismo que considero se refleja a partir de tener grupos llenos en viernes de 7.00 a 9.00 pm., el recibir saludos en el patio de alumnos y exalumnos, el escuchar buenos comentarios de mi labor, los cuales se transmiten entre amigos.,(los alumnos nuevos piden referencia de mi a los exalumnos) el que se interesen de cómo me encuentro de salud, el preguntarme sobre temas etc. El otro aspecto que me llena de satisfacción son las ganas de prepararme día con día y poder brindar una labor docente de calidad.
Lo que me llena de insatisfacción, evidentemente es no contar con las palabras precisas para ser significativa a todos y cada uno de mis alumnos y de esta manera perderlos.

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